domingo, 30 de agosto de 2009

El de la primera participación o como da de sí la escuela de idiomas

La primera vez... nunca se olvida, definitivamente.

Hay gente que siempre ha sentido la necesidad de esperar a ese "principe azul" de todo cuento perfecto, pero yo, por el contrario, fui lo suficientemente inteligente como para darme cuenta que los principes azules están destiñidos y sobrevalorados. Si esperas a uno, te morirás esperando, y pensar eso con dieciséis años... es pensar demasiado.

Pues sí, fue con dieciséis años. Y es que no hace falta más para ponerse cachondo.
''Era guapo, sin duda, pero no era para volverse loco tampoco. Era mucho más mayor que yo, bastante.''
Por aquella época yo era un joven inocente y bueno, fíjate tú la de vueltas que da la vida.
Ese día estaba sentado en un banco de la escuela de idiomas esperando que se hiciera la hora para entrar a clase. Había llegado muy temprano (dos horas de antelación) porque había ido, por culpa de una serie de circunstancias, directamente desde el cole (estuve en el colegio hasta los 17... un colegio diferente, lo sé). Iba vestido con el chándal de hacer educación física, es decir, iba super chano vestido. Hacía calor.

Él cruzó el patio con una mirada altiva. Era guapo, sin duda, pero no era para volverse loco tampoco. Era mucho más mayor que yo, bastante. Ni siquiera reparé en lo lenta y sigilosamente que se acercó a mi para preguntarme dónde se encontraba el baño. Le respondí intentando no ahogarme en mis propias babas, pero él no quería ir solo, por eso me preguntó dos veces más dónde se encontraba el baño hasta que cogí la indirecta.
''Quería seguir viéndome, pero yo no quería verlo más.''
Con dieciséis años podrían pensar que yo era el tímido de los dos, nada más lejos de la realidad, pues yo solo tengo vergüenza un día al año, y no tocaba ese día.

Mi primera vez salió como todas las primeras veces.

¿Qué pasó con él? Quería seguir viéndome, pero yo no quería verlo más. Me dio su número, pero el trozo de papel en el que estaba escrito nunca salio del baño.

¿Por qué hice eso?


Con dieciséis años juré que no volvería a enrollarme con alguien que casi me doblara la edad, por muy guapo que fuera. Aunque nunca diré "este cura no es mi padre" por si acaso.

3 comentarios:

  1. ¿Ese día era la clase extraoficial de francés no? xD

    ResponderEliminar
  2. A mi me pasó lo mismo este verano, pero con unas copitas de más y con un cuarentón que decía tener 24 años... solo me faltó arrimar cebolleta para darme cuenta de que me había equivocado de persona.

    ResponderEliminar
  3. Se aprende mucho frances en la escuela de idiomas... ahi lo dejo xD

    ResponderEliminar